Las decisiones de compra se realizan por los consumidores influenciados por la percepción que tienen del entorno en el que se desenvuelven, a través de la información acumulada a lo largo de sus vidas y usando los sentidos. La interpretación de cada estímulo externo a los que estamos expuestos todos los días, implica la actividad de los órganos sensoriales y del cerebro. Razón por la cual las marcas utilizan sense marketing como estrategias clave en su comunicación. Pero, ¿Qué tan efectivo es atacar los sentidos para ser recordado? ¿Qué pasa a nivel cerebral cuando hay una coherencia en el Sense Branding?
Cuando olemos algo, los receptores de la nariz se conectan directamente con nuestro sistema límbico, el cual controla las emociones, los recuerdos y las sensaciones de bienestar, y cuando trabaja en conjunto con la vista, se crea un resultado muy positivo. La doctora Calvert, explica en Buyology, que cuando vemos y olemos al mismo tiempo algo que nos parece agradable, varias regiones del cerebro se activan simultáneamente, entre ellas la corteza orbitofrontal interna derecha, región que se activa al tener una percepción de placer o agrado hacia algo. Por el contrario, cuando hay poca o no hay concordancia entre lo que se ve y lo que se escucha, se activa la corteza obitofrontal externa izquierda, región cerebral conectada con la aversión y la repulsión.
Cuando una fragancia agradable concuerda con una imagen visual que de la misma forma se pueda percibir como agradable, hay mas probabilidad de que la recordemos y aumenta el nivel de agrado del objeto, ya que se activa en ese momento la amígdala, la cual codifica los estímulos de pertenencia emocional.
No te sorprendas si al entrar a un Starbucks percibes siempre el mismo aroma agradable, que te atrae una y otra vez, no es una coincidencia, todo es Neuromarketing.